Las devastadoras imágenes que hemos podido ver desde el viernes pasado procedentes de Japón, son cuanto menos escalofriantes. A nadie se le escapa que una catástrofe de tal magnitud merma la estabilidad de cualquier país. Pero si encima después del desastre, saltan nuevas alarmas...La situación comienza a ser muy inquietante.
Después del terremeto de 8,9 grados de hace cinco días, las centrales nucleares niponas alertan a las autoridades del país. La central de Fukushima es una de las más afectadas del país ya que, se encuentra afectada en cuatro de los seis reactores de la misma.
En un primer momento el gobierno japonés aseguró que no había habido fugas, aunque lo cierto es que se vio obligado a decretar el estado de emergencia nuclear. Mientras todo esto sucede, las réplicas continúan sucediéndose en el lugar. Fukushima ha vivido hoy mismo una réplica de 6,3 grados en la escala Richter.
Con todo lo que se vive en Japón, el gobierno no le ha quedado más remedio que rectificar y hoy ha reconocido que "puede haberse producido una fuga de materiales radiactivos" a causa de un incendio en la citada central nuclear, y que estas fugas "pueden afectar a las personas". En la central sólo quedan 50 operarios trabajando, que son los únicos que no han sido evacuados, son ellos los que tienen en sus manos la refrigeración de los reactores para que no sigan produciéndose incendios.
Toda esta situación caótica tiene lugar en Japón, uno de los países más preparados para combatir fenómenos como los terremotos, claro que ante un tsunami poco podrían hacer y así ha sido. La fuerza de las olas se ha llevado a su paso todo lo que encontraban en el camino y ante la fuerza irreprimible de la naturaleza, ni los grandes avances son capaces de parar.
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